He terminado por creer que todo el mundo es un enigma, un enigma inofensivo que se torna terrible por nuestro loco intento de interpretarlo tal cual, como si fuera una verdad absoluta.
-Umberto Eco
Paso 1. La mueca de incredulidad frente a eso que parece ser ruido blanco o estática merece acentuarse como homenaje a Ionesco. Los hombros han de encogerse como si quisieran ocupar el cómodo lugar que tienen las orejas, y las palmas de las manos tendrán que voltearse hacia arriba en franca señal de interrogante hacia el oráculo de tu predilección.
Paso 2. Una vez que te explicaron o te detallaron el punto, el cadáver de la duda debe ser arrastrado sigilosamente para no pasar por idiota. Después de esta meticulosa y calculada operación, es importante poner cara de dominio del tema desde el principio. Que no quede asomo de que hubo sorpresa, ya que de lo contrario, el juicio en camino perderá credibilidad y contundencia con la más leve duda.
Paso 3. No es coincidencia que esto sea un acertijo. Para muchos probablemente sea un chiste y para otros una burda pieza sin el mayor chiste. Pero la misma piedra tiene varios niveles de comprensión, que van desde una visualización metafórica hasta un malviaje esotérico. Pero en cualquier caso, la realidad no da para tomarse como un bloque y suponer que es como se ve.
Paso 4. Una vez que tengas el pedazo de eso que parece ser realidad frente a ti, tómalo con tus pinzas mentales y trata de explicar su fracaso gracias a las conexiones arbitrarias y artificiales que solemos imputar en automático, sea a través de condicionamientos, tradiciones o a través de un estado francamente zombie. La idea es visualizar que el fragmento de la realidad en tus pinzas no cuenta con lo que supones: tú se lo proyectas. Y de ahí, brota la interpretación.
Paso 5. Una vez con la consigna de que la interpretación es propia y algo semejante a un adhesivo de filtros que te obligan a ver lo que ves como lo haces, podrás también ver que tu interpretación del mundo es precisamente una evidencia del estado en el que se encuentran tus filtros perceptuales, y por ende, tu mente.
Paso 6. De modo evidente, cuando te cae esta manzana en el cráneo, no hay Eureka que valga, si no es un agradecimiento y coloridas loas a Niurka, por comprender la profundidad y franca sabiduría de aquello a lo que se refería con “Mi veldá”.
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