Es mucho más noble declararse equivocado que
insistir que tienes razón, especialmente cuando tienes razón.
insistir que tienes razón, especialmente cuando tienes razón.
-Nietzsche
Paso uno. Hay momentos
en la vida, en los que uno quisiera ocupar el lugar de un pollo rostizado
(siempre y cuando la máquina estuviera constantemente girando). La ausencia de
responsabilidad, de actos imprudenciales y de virajes erróneos suele demandar
un refugio semejante. El llamado a comparecer usualmente se da en los términos
de ley que la culpa, la ansiedad o el darte cuenta emerjan, como residuo sólido
de un agua que no termina de entender si se ha digerido o no, porque sin duda,
algo hace ruido y es lo suficientemente caudaloso como para poner cara de “aquí
no pasa nada”.
en la vida, en los que uno quisiera ocupar el lugar de un pollo rostizado
(siempre y cuando la máquina estuviera constantemente girando). La ausencia de
responsabilidad, de actos imprudenciales y de virajes erróneos suele demandar
un refugio semejante. El llamado a comparecer usualmente se da en los términos
de ley que la culpa, la ansiedad o el darte cuenta emerjan, como residuo sólido
de un agua que no termina de entender si se ha digerido o no, porque sin duda,
algo hace ruido y es lo suficientemente caudaloso como para poner cara de “aquí
no pasa nada”.
Paso dos. Pocos
espejos son tan certeros y útiles (aunque impredeciblemente traicioneros) como
la soledad. Una vez que ésta sea entendida como origen y destino de la propia y
diaria dosis de neurosis, el tono en el que cotice la frecuencia del diálogo
interno será uno que posiblemente sirva para responder la pregunta: «¿En
qué inviertes tu energía?».
espejos son tan certeros y útiles (aunque impredeciblemente traicioneros) como
la soledad. Una vez que ésta sea entendida como origen y destino de la propia y
diaria dosis de neurosis, el tono en el que cotice la frecuencia del diálogo
interno será uno que posiblemente sirva para responder la pregunta: «¿En
qué inviertes tu energía?».
Paso tres. No es una
ocasión fértil para lanzar confeti, pero cuando hay una cita (no necesariamente
a ciegas) a comparecer, el Consejo General de Sinapsis debería estar con los
ojos a la expectativa. Sin embargo, el miedo es un paraje que vuelve dócil y
confusa la estadía. Tal vez por eso, el mejor compañero en estos casos sea la
honestidad revestida con una política de no dispersión, de un idioma centrado
en un punto blanco sobre fondo blanco, como el que le sigue a la siguiente
palabra (y pasa usualmente inadvertido por señuelos como éste).
ocasión fértil para lanzar confeti, pero cuando hay una cita (no necesariamente
a ciegas) a comparecer, el Consejo General de Sinapsis debería estar con los
ojos a la expectativa. Sin embargo, el miedo es un paraje que vuelve dócil y
confusa la estadía. Tal vez por eso, el mejor compañero en estos casos sea la
honestidad revestida con una política de no dispersión, de un idioma centrado
en un punto blanco sobre fondo blanco, como el que le sigue a la siguiente
palabra (y pasa usualmente inadvertido por señuelos como éste).
Paso cuatro. Ya una
vez instalado en el pulso del careo, la necesidad de ver a la pupila sustituye
cualquier prioridad, especialmente si el ejercicio busca tener algún resultado
medianamente útil y que se olvide, por lo menos 48 reglamentarias horas después.
Para esto es indispensable recostarte en el suelo y ver con detalle en el techo
tu propia silueta, hasta que confundas cuál es cuál, con pulcro detalle y
lucidez.
vez instalado en el pulso del careo, la necesidad de ver a la pupila sustituye
cualquier prioridad, especialmente si el ejercicio busca tener algún resultado
medianamente útil y que se olvide, por lo menos 48 reglamentarias horas después.
Para esto es indispensable recostarte en el suelo y ver con detalle en el techo
tu propia silueta, hasta que confundas cuál es cuál, con pulcro detalle y
lucidez.
Paso cinco. El diálogo
tiene que ser eso y será interesante que tu atención exclusivamente sea
limitada a observar cual testigo el evento. No hay por qué ni para qué
regenerar la cornamenta emocional, el punto de este ejercicio es revisar como
un testigo que exclusivamente observa curioso, la situación que dio origen a la
necesidad de este recurso propio.
tiene que ser eso y será interesante que tu atención exclusivamente sea
limitada a observar cual testigo el evento. No hay por qué ni para qué
regenerar la cornamenta emocional, el punto de este ejercicio es revisar como
un testigo que exclusivamente observa curioso, la situación que dio origen a la
necesidad de este recurso propio.
Paso seis. Es
pertinente recordar la condición humana como una aparentemente impertinente. La
abstracción tolera discusión en un rincón más lúcido en el que el extremo de la
pasión sólo aturde la necesidad de la inteligencia.
pertinente recordar la condición humana como una aparentemente impertinente. La
abstracción tolera discusión en un rincón más lúcido en el que el extremo de la
pasión sólo aturde la necesidad de la inteligencia.
Paso siete. La
conclusión de una importante encerrona personal tiene que concluir en la obligada
repercusión que esto tenía como cometido, para no ser un ejercicio meramente
anecdótico. La vida es un juego de mesa que se descubre, sin instructivo. Y
probablemente eso sea lo más intenso del mismo: quien sabe cómo jugarlo se le
nota a kilómetros de distancia. Quien no tiene idea siquiera, de que hace falta
comprender las instrucciones, suele tropezarse con el ego y falta de
comparecencias propias.
conclusión de una importante encerrona personal tiene que concluir en la obligada
repercusión que esto tenía como cometido, para no ser un ejercicio meramente
anecdótico. La vida es un juego de mesa que se descubre, sin instructivo. Y
probablemente eso sea lo más intenso del mismo: quien sabe cómo jugarlo se le
nota a kilómetros de distancia. Quien no tiene idea siquiera, de que hace falta
comprender las instrucciones, suele tropezarse con el ego y falta de
comparecencias propias.
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