Paso 1. Es imprescindible saber
que hay momentos y espacios en los que uno debe estallar. No se puede ir por la
vida estallando en la glorieta de una avenida o en el elevador de la empresa.
No sería cómodo ni ejemplificador ni para la glorieta ni para el elevador.
que hay momentos y espacios en los que uno debe estallar. No se puede ir por la
vida estallando en la glorieta de una avenida o en el elevador de la empresa.
No sería cómodo ni ejemplificador ni para la glorieta ni para el elevador.
Paso 2. Uno elige el estallido
de su predilección. Este puede ser lo visceral y solitario que requiera, o lo
dramático, victimario y escandaloso que se necesite. Para esto es menester
recordar que la escena es lo grande que requiere el acto, por lo que la emoción estará tendida al servicio de la ocasión.
de su predilección. Este puede ser lo visceral y solitario que requiera, o lo
dramático, victimario y escandaloso que se necesite. Para esto es menester
recordar que la escena es lo grande que requiere el acto, por lo que la emoción estará tendida al servicio de la ocasión.
Paso 3. No hay estallido sin
cambio (y viceversa). De algo puedes estar
seguro: cua do se mueve, y de forma álgida, el espacio, hay respuesta acorde. Sería insulso pensar que nada sucedería frente a una intención y una motivación directa. Tanto como pensar que escribir (o
leer) esto quedará impune.
cambio (y viceversa). De algo puedes estar
seguro: cua do se mueve, y de forma álgida, el espacio, hay respuesta acorde. Sería insulso pensar que nada sucedería frente a una intención y una motivación directa. Tanto como pensar que escribir (o
leer) esto quedará impune.
Paso 4. Durante el estallido,
conviértete en sabio. Lo mejor es que pudieras hacerte consciente de aquello
que sientes, que notes tu temperatura corporal, que entiendas el lenguaje del
cuerpo, que sientas los músculos del rostro y de los hombros, y que percibieras
aquello que te transmiten, como pista para entender lo que transmites.
conviértete en sabio. Lo mejor es que pudieras hacerte consciente de aquello
que sientes, que notes tu temperatura corporal, que entiendas el lenguaje del
cuerpo, que sientas los músculos del rostro y de los hombros, y que percibieras
aquello que te transmiten, como pista para entender lo que transmites.
Paso 5. La calma y la tempestad.
Suele pasar que después de un estallido te sientas de una especie liberado. No
es necesariamente por el hecho de haber estallado, sino por la energía
liberada, que en cierta manera, pudo haberse liberado de otro modo.
Suele pasar que después de un estallido te sientas de una especie liberado. No
es necesariamente por el hecho de haber estallado, sino por la energía
liberada, que en cierta manera, pudo haberse liberado de otro modo.
Paso 6. Estallar es opcional. Si
revientas es porque la fuerza opresora te mantuvo sujetado o porque parecía no haber salida lógica a la situación. Y por no haber acudido a la ilógica, las paredes parecieron comprimirse.
revientas es porque la fuerza opresora te mantuvo sujetado o porque parecía no haber salida lógica a la situación. Y por no haber acudido a la ilógica, las paredes parecieron comprimirse.
Paso 7. No hay mejor estallido
que el que supone estar con vida y poder entender una perspectiva.
que el que supone estar con vida y poder entender una perspectiva.
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