Hay muchos viendo hacia abajo en el retrete.
Pero hay otros viendo las estrellas.
-Oscar Wilde
Paso 1. El
desfulgor. No hay duda que cuando se mire arriba parezca no haber algo
porque ahora el cielo ha sido empañado y curiosamente el infierno, vitoreado.
Es tema de conversación de abuelos: “El cielo no es como en mis tiempos”.
desfulgor. No hay duda que cuando se mire arriba parezca no haber algo
porque ahora el cielo ha sido empañado y curiosamente el infierno, vitoreado.
Es tema de conversación de abuelos: “El cielo no es como en mis tiempos”.
Paso 2. Abre
los ojos. ¿A
quién y a cuántos les puede importar si una estrella ha perdido algunos lúmenes
de iridiscencia, si las contiendas de acá abajo (del futbol, electorales,
domésticas, olímpicas) someten la atención para olvidar que hay algo más que
los lugares comunes?
los ojos. ¿A
quién y a cuántos les puede importar si una estrella ha perdido algunos lúmenes
de iridiscencia, si las contiendas de acá abajo (del futbol, electorales,
domésticas, olímpicas) someten la atención para olvidar que hay algo más que
los lugares comunes?
Paso 3. ¿Qué
dice la noche? No conozco muchos astrofísicos, pero basta esta nostalgia para
interpretar que alguien que mira hacia arriba profesionalmente, tiene muchas
cosas qué decir. El lenguaje del Universo tiene mucho más lógica que un
dictamen pericial y que un informe de gobierno.
dice la noche? No conozco muchos astrofísicos, pero basta esta nostalgia para
interpretar que alguien que mira hacia arriba profesionalmente, tiene muchas
cosas qué decir. El lenguaje del Universo tiene mucho más lógica que un
dictamen pericial y que un informe de gobierno.
Paso 4. Astrovuoyerismo. Las
estrellas no pueden evitar la congoja de ser vistas por lo que cada vez que uno
las ignora seguramente van perdiendo fulgor: el de la atención y el del asombro.
Suelen ser luces en un espacio igualmente abierto como el de una bóveda
celeste, tan parecido a la conciencia.
estrellas no pueden evitar la congoja de ser vistas por lo que cada vez que uno
las ignora seguramente van perdiendo fulgor: el de la atención y el del asombro.
Suelen ser luces en un espacio igualmente abierto como el de una bóveda
celeste, tan parecido a la conciencia.
Paso 5.
Constelar. No sé cómo esos puntos centellantes en la noche tuvieron la
destreza para desarrollar un numerito sobre de ellos para ser unidos con la
imaginación y poderse presentar en so/uciedad como alacranes, cabras o pescados:
el afán del hombre por dar nombre y clasificarlo todo llegó a los astros,
probablemente como incapacidad para ser comprendidos. Pero el ejercicio
imaginativo, al menos, releva a ése en el que las turbulencias diarias infatúan
la importancia personal y no hay más astronomía para uno que el Canal de las
Estrellas, en donde se proyecta la vista cansada en las noticias a modo de
terapia, para entonces dormir, levantarte al día siguiente y hacer exactamente
la misma rutina los 10,956 días que te restan.
Constelar. No sé cómo esos puntos centellantes en la noche tuvieron la
destreza para desarrollar un numerito sobre de ellos para ser unidos con la
imaginación y poderse presentar en so/uciedad como alacranes, cabras o pescados:
el afán del hombre por dar nombre y clasificarlo todo llegó a los astros,
probablemente como incapacidad para ser comprendidos. Pero el ejercicio
imaginativo, al menos, releva a ése en el que las turbulencias diarias infatúan
la importancia personal y no hay más astronomía para uno que el Canal de las
Estrellas, en donde se proyecta la vista cansada en las noticias a modo de
terapia, para entonces dormir, levantarte al día siguiente y hacer exactamente
la misma rutina los 10,956 días que te restan.
Paso 6. Obsérvalas con otros ojos. Pero si uno
es capaz de abolir estos condicionamientos y encuentra la sombra de la noche, (y
se sabe bosón de Higgs) tendrá la blancura y el fulgor en los ojos como para
ver las estrellas tan resplandecientes, tal como el estado de su mente esté.
es capaz de abolir estos condicionamientos y encuentra la sombra de la noche, (y
se sabe bosón de Higgs) tendrá la blancura y el fulgor en los ojos como para
ver las estrellas tan resplandecientes, tal como el estado de su mente esté.
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