Paso 1. Cambia tu X-Box por Twitter y Facebook
Parece mentira, pero la pornografía, recién destituida como la reina de las actividades en Internet, cedió el trono a una no menos profunda y no sé si más divertida parafilia. Hacer presente la autoimagen nunca fue tan llevadero como lo es en línea.
Paso 2. Ego en 140
Las redes sociales tienen más virtudes, aparte de meterte en problemas; y es que la democracia del libre pensar concluye en el libre twittear para que el niño y la niña se luzcan y tengan una vida diferente a la que padecen diariamente. Este ejercicio de infatuarse viralmente requiere que te convenzas de que así eres de cool y que las frases que pirateas de donde puedas son herencia universal.
Paso 3. El Coronel no tiene quién lo siga
El chiste es parecer lo que el TT dicta como in. Por eso tendrás que esforzarte en decir cosas ingeniosas, humorísticas, inteligentes y alivianadas con un sólo fin: tener público que lo celebre. Una vez que te consagras con ese objetivo vital conocido como followers, tu vida tiene sentido.
Paso 4. Esparce tu verdad
El alimento de la nutrición por agradarle al mundo se basa en una dieta que busca RT y Favs del modo (aparentemente) menos forzado. Uno entra en este juego sabiendo lo evidente: a nadie le importa que estés llorando mientras ves Niñas mal. El chiste es hacerlo entretenido (no necesariamente divertido ni relevante). Tu vida son losTT; tu oxígeno, los hashtags; y tu alimento, los FF.
Paso 5. Etiqueta es el código
A pesar de que lo hayas pensado con seriedad, evita el pirateo de fotos del fisicoculturista o de la modelo brasileña para tu perfil. El chiste es que la gente celebre lo ocurrente que eres, no la falsedad de declaración.
Paso 6. Piensa como si pensaras. Todo el tiempo
Imposible abandonar tu cuenta más de dos horas. ¿qué van a decir tus followers?, ¿que tienes vida? Sobra decir que twittear que tienes hambre, frío, sueño o daño cerebral no es elegante. Tampoco es sabio medirte: eres el rockstarque los medios te han exigido ser, por eso puedes retar al buen gusto, inundar timelines y vender tus tweets promocionando otras cuentas igualmente repletas de chispa.
Paso 7. ¡Shhh!
Tarde o temprano caerás en la cuenta de que el silencio es un privilegio, no una obligación.
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