Que la capacidad de voltear hacia arriba sea mermada por las dolencias cotidianas sólo es indicio de haber perdido el sentido de lo que nos trae por aquí, por los rumbos de esta vida.
¿O alguien niega que la magia de arriba no refiera a la de abajo?
El problema -insisto- es que no traemos las instrucciones cosidas en la panza o el trasero.
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