Ver a un hombre luchar con un instrumento de diaria necesidad tiene un encanto extraño.
¿Será su habilidad práctica para resolver de una manera casi lúdica lo que intentaste veinte veces sin éxito para autoproclamarte «Fontanero en casa»?
Lo cierto es que el manejo de la pinza, la fuerza y la maña son destrezas que uno tendría que aplicar en cualquier rincón del tránsito diario como lección directa de un WC malito.
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