Paso 1. Créale a
todos los comerciales
Eso, apréndase las pegajosas cancioncitas que salen en la tele donde
esféricas mujeres parecen festejar que ganamos el Mundial y el acceso al Primer
Mundo. Todo es fiesta, baile y bacanal… hasta que llega el partido. Por eso
existe la posibilidad de que mejor, uno le vaya a los comerciales y no a la
Selección. De ese modo usted nunca perderá y su ánimo festivo se mantendrá en
niveles hormonales que las televisoras decidan. Advertencia: si decide esto
último, bajo ninguna circunstancia decida sintonizar el juego y haga su mayor
esfuerzo para evitar que alguien le susurre siquiera el desempeño de “los
nuestros”. Por vida suya.
todos los comerciales
Eso, apréndase las pegajosas cancioncitas que salen en la tele donde
esféricas mujeres parecen festejar que ganamos el Mundial y el acceso al Primer
Mundo. Todo es fiesta, baile y bacanal… hasta que llega el partido. Por eso
existe la posibilidad de que mejor, uno le vaya a los comerciales y no a la
Selección. De ese modo usted nunca perderá y su ánimo festivo se mantendrá en
niveles hormonales que las televisoras decidan. Advertencia: si decide esto
último, bajo ninguna circunstancia decida sintonizar el juego y haga su mayor
esfuerzo para evitar que alguien le susurre siquiera el desempeño de “los
nuestros”. Por vida suya.
Paso 2. Encomiéndese
a todos los Santos
Ya si decide envalentonarse y adquirir paciencia para convertirse en un Chepo
alterno, siéntese en su sofá predilecto lo más cercano a la pantallotota, no
vaya a ser que se le escape un pixel de jugada y por eso nos vuelvan a ganar.
Ya sentado con su respectiva herramienta (chelas, botanita, revistas o libros por
si baja de ritmo el cotejo –evite La Visión de los Vencidos– y celular para
molestar y ser molestado, además de hacer originales apuntes tácticos en
twitter) lo aconsejable es entrar en comunión con las fuerzas contemplativas
del balón y suplicarle a la asamblea todopoderosa que nos haga el paro y el
milagrito de que los muchachos suden la camiseta y eviten horadar la buena fama
de esta nación. O que sigan jugando como lo vienen haciendo, pero con el nombre
de alguna isla por descubrir. Honre a las autoridades divinas, ya que
seguramente están molestas con nuestro futbol y pídales asociación, lucidez
elemental o por lo menos, que desquiten la quinta parte de lo que se les paga.
Si esto no funciona, le recomiendo encarecidamente hacer pacto con ellos, e
irle a los Santos, de Nueva Orleans.
a todos los Santos
Ya si decide envalentonarse y adquirir paciencia para convertirse en un Chepo
alterno, siéntese en su sofá predilecto lo más cercano a la pantallotota, no
vaya a ser que se le escape un pixel de jugada y por eso nos vuelvan a ganar.
Ya sentado con su respectiva herramienta (chelas, botanita, revistas o libros por
si baja de ritmo el cotejo –evite La Visión de los Vencidos– y celular para
molestar y ser molestado, además de hacer originales apuntes tácticos en
twitter) lo aconsejable es entrar en comunión con las fuerzas contemplativas
del balón y suplicarle a la asamblea todopoderosa que nos haga el paro y el
milagrito de que los muchachos suden la camiseta y eviten horadar la buena fama
de esta nación. O que sigan jugando como lo vienen haciendo, pero con el nombre
de alguna isla por descubrir. Honre a las autoridades divinas, ya que
seguramente están molestas con nuestro futbol y pídales asociación, lucidez
elemental o por lo menos, que desquiten la quinta parte de lo que se les paga.
Si esto no funciona, le recomiendo encarecidamente hacer pacto con ellos, e
irle a los Santos, de Nueva Orleans.
Paso 3. Maldiga al
país oponente
Se lo merece: el himno nacional convierte al extraño enemigo en blanco iracundo
del soldado que el dedo de Dios delineó. Alguna vez tuve la puntada de comentar
en público el reto que supondría inventar un deporte en el que los equipos no
tuvieran que ganar y el modelo colaborativo se erigiera por encima del
competitivo. El lugar mantuvo sepulcral silencio, hubo movimientos inexplicables
de ojos y tuve que apresurarme a decir que se trataba de una broma y así seguir
con el barullo. El punto del futbol y de otros menesteres, me quedó claro, es
aplastar a quien se ponga enfrente. Y celebrarlo.
país oponente
Se lo merece: el himno nacional convierte al extraño enemigo en blanco iracundo
del soldado que el dedo de Dios delineó. Alguna vez tuve la puntada de comentar
en público el reto que supondría inventar un deporte en el que los equipos no
tuvieran que ganar y el modelo colaborativo se erigiera por encima del
competitivo. El lugar mantuvo sepulcral silencio, hubo movimientos inexplicables
de ojos y tuve que apresurarme a decir que se trataba de una broma y así seguir
con el barullo. El punto del futbol y de otros menesteres, me quedó claro, es
aplastar a quien se ponga enfrente. Y celebrarlo.
Paso 4. Recuerde: es
sólo un juego
Ignore la probabilidad de que tal vez la Selección y su desempeño puedan
ser un reflejo del clima cultural e inercias generacionales de México. Eso no
pasa, usted siga tendido en su sofá aprendiéndose los jingles y no olvide ver el resumen con la repetición de la
repetición y así aumentar su visión analítica para el siguiente cotejo de las
múltiples copas, torneos y cuadrangulares.
sólo un juego
Ignore la probabilidad de que tal vez la Selección y su desempeño puedan
ser un reflejo del clima cultural e inercias generacionales de México. Eso no
pasa, usted siga tendido en su sofá aprendiéndose los jingles y no olvide ver el resumen con la repetición de la
repetición y así aumentar su visión analítica para el siguiente cotejo de las
múltiples copas, torneos y cuadrangulares.
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