Paso 1. Haga el “Sólo por hoy”
No es que el amor sea ciego, es que es sordo, al igual que esa voz interna que
sabe que usted va a desobedecer tarde o temprano, en público o en la comodidad
de su rincón y que se va a arrepentir durante cinco minutos. Luego debe acudir
al “¡qué diablos!” y seguir masticando. Si está en una dieta es por esperanza
más que por obligación, por eso el miedo al desacato es menor si se le compara
con esa ineludible pizza de pepperoni o un erudito sope de-lo-que-usted-guste.
Por ello el primer paso es saber que todo momento de conciencia puede ser
convenientemente sobornado para que su voz interior sea indulgente con el
antojo y no con la aburrida métrica social o el deber propio.
Paso 2. Con estilo, por favor
Ya que decidió romper sus reglas, véndase el evento (y al diablo) como una
proeza que reconforta e inspira su filosofía de autoayuda (Volar Sobre el Pozole):
“Sólo se vive una vez”, “Lo bailado (intestinalmente hablando) nadie me lo quita”
y otras épicas frases del imaginario cultural lo aguardan para evitar naufragios
emocionales y culpas ociosas. Usted no pierda el balance de su garnacha.
Paso 3. Evite el espejo (no el exceso)
Si va a romper su dieta, evite hacer lo mismo con su autoestima. Si una cosa lleva
a la otra, entonces le recomiendo que busque las instrucciones dadas en este
mismo espacio la semana pasada y encuentre por qué el sentido debería ser
común y es contrario.
Paso 4. Inicie la dieta el lunes
Para lo único que sirve el lunes, aparte de nublar un buen domingo, es para
prometer, en cualquier momento de la semana, que retomará la dieta perdida.
Esto es efectivo porque nunca tendrá que especificar qué lunes ni de qué lustro.
El punto es que eventualmente lo hará y con eso todo mundo debe callar.
Paso 5. Acepte su realidad
No hay escena más lúgubre que una buena tostada de pata abandonada. Ni
siquiera la torpe fuerza de voluntad se abuchea como la acción de dar la espalda
a un buen bocado. El antojo requiere de prudencia, algo para lo que parece,
requerimos entrenarnos, porque simplemente no fuimos configurados así.
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