Poner una alarma a las 3:44 AM es, por todos los medios, escandaloso.
La mente la escuchará más por obligación moral a pesar de su primer instinto de tramitarse un amparo de por vida para levantarse: lo único que quiere en ese instante es dormir y que la dejen en paz, dos baluartes a la altura de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Si la idea era no perder el vuelo a costa de perder el sueño, el destino se habrá alcanzado.
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