Paso 1. Póngale el suéter e impida que salga de casa
Uno ha de mantener la esperanza en la medida en la que prefiere su pasado al presente. Por ello, si quiere atizar el estatismo y suponer que algo tendría por qué durar, agárrese de lo que pueda, incluso de sus proyecciones mentales que le darán suficiente trabajo a terapeutas y farmacéuticas. La esperanza como tal, la que sale del trampolín del azar y se traduce más como meta que como aferramiento puede ser incluso un valioso insecticida para diferenciar su realidad de un holograma. Sepa, pues, que a esto se le llama madurez emocional.
Paso 2. Ubique las estrellas en el cielo
No importa si usted es un profesional de primera, no se convierta en persona de tercera. Sea que lo que espera tenga tintes personales o profesionales, no puede dejarlo esperando como quien se siente a que llueva para levantarse a andar. Baje sus propias estrellas, otórgueles nombre y pruebe la crueldad de ser honesto con usted. Juegue a los cinco minutos de verdades y dé dos pasos atrás para entender la perspectiva. Con eso tiene para saber la dimensión de su esperanza.
Paso 3. Hágase un favor y fluya
De todas las formas que puede haber en este juego para hacerlo más transitable y colorido, fluir es el más sutil y pedagógico. Si usted cree fluir y mantiene su característico dolor en la espalda, resultado del cotidiano estrés y la esperanza al aire, sepa que hasta para fluir hay que ser serio. Atienda su respiración, entienda la impermanencia como si pretendiera tomar un pedazo de río y apprtarle jurisdicción. Sea espontáneo, vacile con la convención y aligere su maleta diaria, verá que el juego se vuelve más juego.
Paso 4. Aprenda a aprender
Todo juego tiene instrucciones (nada personal con esta columna en Publimetro). De ahí la juguetona dualidad de la seriedad que éstas puedan tener. Pero si comprende el valor de otorgarle tridimensionalidad al largo plazo y saberse instantáneamente enmarcado en un «ahora», sabrá que la tarea primordial es atender ese «ahora» con atención total. Momento a momento. Con esa lección sabrá si dedica su presente a esperar que las cosas sucedan.
Paso 5. Arrepiéntase sólo en caso de emergencia
Los botones de emergencia desmerecen si hay más de uno. Lo mismo pasa con esos grandes arrepentimientos en el tránsito vital. Si la esperanza abriga una esquina de paz, el arrepentimiento tendría que desdoblarla. Por ello desdóblese a priori y comprenda el valor de saberse en espacio presente y por tiempo limitado. Si con esto no adquiere perspectiva, no habrá esperanza que obre en su valiente caso.
Todos los días tienen una salida de emergencia.
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