Para ser leídas con Elevation, de U2 o, mejor aún, con cualquiera de Ray Conniff.
Paso 1. Valide su viaje con el poder de un botón
Lo importante no es subir o bajar, sino mantener la cordura en un viaje en elevador, en el que la gravedad es mayor de acuerdo al tamaño de su impaciencia. Para este viaje debe prepararse de tal manera que en ese refrigerador móvil, los compañeros de aventura lo saquen de quicio desde que espera el ascensor. Por ejemplo: oprima el botón para subir y sepa que la siguiente persona que se aproxime y quiera subir, supondrá que no está bien apretado, a pesar de ver el foco encendido en el infeliz botón. O tal vez suponga que el elevador llegará más rápido entre más botonazos detone y conforme mayor presión imponga al ya pobre y cansado botón. Pero como el elevador llegará después de dicha acción, prepárese para que lo volteen a ver con cara de haber sido aleccionado de manera gratuita.
Paso 2. Encuentre su paz interna a centímetros de desconocidos
Somos lo que hacemos en un elevador. Por eso prepárese para enfrentar uno de esos elevadores que se toman muy en serio eso de que todo en la vida puede ser disfrutable y por ello debe serslow. Que no le extrañe que ese tipo de elevador le toque cuando va al piso 45 y tiene 17 personas que van a pisos estratégicamente diferentes. Empiece por hacer de cuenta que viaja solo. Cuando esté a punto de gritar o patear las paredes regrese a verle la nuca al de enfrente y con el rabillo del ojo asegúrese que los dos que van de lado también lo están viendo con el rabillo del ojo. Y apenas van en el piso 3.
Paso 3. Un pasatiempo para pretender que todo es cool
Ponga a prueba todo su arsenal para perder el tiempo sabiamente sin que los demás se den cuenta de ello, aunque, claro, esto sea evidente y parejo de manera absurda para todos los presentes. Estire la mano y vea su reloj por cuarta vez en menos de un minuto. Finja un bostezo y revise la fisonomía de sus colegas de ascenso. Busque forma a las nubes mentales. Lamente que no trae su caballete y los pinceles. Microarréglese el cuello y revise cómo pasa del 5 al 6 en 43 segundos. Luego agradezca a la tecnología la invención del celular, pero maldiga a Slim por deber fingir que tiene señal, viendo el correo que ya había leído y hasta movido a la papelera. Apague su teléfono y recurra al instrumento menos pensado: la imaginación. Con su mente cambie la ropa a los vecinos de enfrente, imagine que son astronautas y están a punto de abordar el Challenger, recuerde todos los dígitos de Pi y entonces dese por vencido y conviértase en guerrero de terracota en ese mismo elevador y espere otros 10 pisos a que todo salga como entró, en lo que usted sólo se diagnostique oficialmente fuera de sí (pero no aún de ese elevador).
Paso 4. Sea como los demás
Una vez que se abran las puertas, prometa que bajará por las escaleras para hacer su cuota de ejercicio de la semana. Pero en el fondo sepa que al terminar su cita deberá estar listo para aguantar la misma maniobra, pero a la inversa y de descenso, por lo que puede ir pensando en hacer un plan de vida en lo que regresa a la superficie y mañana volver a otro nostálgico rascacielos.
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