Para ser leídas con: The
Phone Book, de Editors.
Phone Book, de Editors.
Paso 1. Comprenda el presente de la comunicación
El silencio fue
configurado con la cualidad de parecer incómodo sólo para que aquellos que ni lo
entienden ni lo habitan se entreguen a su celular. En su velocidad efímera y
perturbadoramente ociosa recae la mejor excusa para bajarse del mundo y pretender
comunicarse en paralelo con medio mundo. De eso trata la comunicación hoy, de
servir más como excusa para apretar unos botones en la pantallita, así esté en
una mesa con seis comensales (y los seis con pantallita empuñada) y saberse en
contacto para trivialidades.
configurado con la cualidad de parecer incómodo sólo para que aquellos que ni lo
entienden ni lo habitan se entreguen a su celular. En su velocidad efímera y
perturbadoramente ociosa recae la mejor excusa para bajarse del mundo y pretender
comunicarse en paralelo con medio mundo. De eso trata la comunicación hoy, de
servir más como excusa para apretar unos botones en la pantallita, así esté en
una mesa con seis comensales (y los seis con pantallita empuñada) y saberse en
contacto para trivialidades.
Paso 2. Suelte lo que sea, menos su celular
Seguramente el futuro
viene demorado: tiene permiso para enclaustrarse en su dispositivo móvil,
pretendiendo con una mejor retina que la suya, encontrar lo que usted no ha podido
hallar en vida. Ese fenómeno meteorológico entendido ahora como lluvia de
clichés, no podría ser siquiera visto, sin el vehículo desde el cual se tuitea, feisbuquea o juatsappea.
Ahora usted podrá agregar información biométrica a sus canciones y pedir a Siri
que lea su Deuteronomio favorito mientras surfea por los memes del día como
beneficio común de aquellos que encontraron en su mejor amigo, su amigo kit. En
la soledad de su vehículo y ante la infinitud del tránsito ya anidado en su
código genético, usted podrá contar con la madurez, comprensión y compañía de
su teléfono. Ignore el parabrisas. Más aún, el volante: dele sentido a
responder ese vital mensajito y encuentre en ello el objeto de su definición
como persona.
viene demorado: tiene permiso para enclaustrarse en su dispositivo móvil,
pretendiendo con una mejor retina que la suya, encontrar lo que usted no ha podido
hallar en vida. Ese fenómeno meteorológico entendido ahora como lluvia de
clichés, no podría ser siquiera visto, sin el vehículo desde el cual se tuitea, feisbuquea o juatsappea.
Ahora usted podrá agregar información biométrica a sus canciones y pedir a Siri
que lea su Deuteronomio favorito mientras surfea por los memes del día como
beneficio común de aquellos que encontraron en su mejor amigo, su amigo kit. En
la soledad de su vehículo y ante la infinitud del tránsito ya anidado en su
código genético, usted podrá contar con la madurez, comprensión y compañía de
su teléfono. Ignore el parabrisas. Más aún, el volante: dele sentido a
responder ese vital mensajito y encuentre en ello el objeto de su definición
como persona.
Paso 3. Sea testigo de cómo todo va más de prisa
Como seguramente las
palabras odian que las abrevien, su forma de rebelarse ha sido lograr imantar
su atención en una pantallita, mientras la realidad pasa a una velocidad y
calidad por usted desconocida. Si siente que la vida va más de prisa y que
usted tendría que ir empezando 2014, sepa que el tiempo ha pasado de moda y la
vida ahora se mide en tiempo aire, un sistema de medición bastante más práctico
y por supuesto efímero. Una adaptación a los tiempos como dictadura moderna del
postapocalipsis.
palabras odian que las abrevien, su forma de rebelarse ha sido lograr imantar
su atención en una pantallita, mientras la realidad pasa a una velocidad y
calidad por usted desconocida. Si siente que la vida va más de prisa y que
usted tendría que ir empezando 2014, sepa que el tiempo ha pasado de moda y la
vida ahora se mide en tiempo aire, un sistema de medición bastante más práctico
y por supuesto efímero. Una adaptación a los tiempos como dictadura moderna del
postapocalipsis.
Paso 4. Aprenda a teclear, no así a pensar
Si usted es de los que
cree que es una injusticia que no haya cargadores de batería cada dos calles,
tal vez deba aprender a callar cada dos de tres cosas que se le ocurran, o por
lo menos evitar tuitearlas sólo para
ver si se detiene el mundo. Y es que, ¡qué difícil es eso de dialogar! Para ello
está ideada la cajita pequeña que cada año va teniendo al mundo más a su merced
y que va cerrando la pinza de su plan maestro con sutil cadencia: aumenta
capacidades técnicas y cotidianas que no hacen sino reconfirmar su calidad de
indispensable.
cree que es una injusticia que no haya cargadores de batería cada dos calles,
tal vez deba aprender a callar cada dos de tres cosas que se le ocurran, o por
lo menos evitar tuitearlas sólo para
ver si se detiene el mundo. Y es que, ¡qué difícil es eso de dialogar! Para ello
está ideada la cajita pequeña que cada año va teniendo al mundo más a su merced
y que va cerrando la pinza de su plan maestro con sutil cadencia: aumenta
capacidades técnicas y cotidianas que no hacen sino reconfirmar su calidad de
indispensable.
Hasta que le gane la
partida y le tenga que decir: «Habla por mí, pues».
partida y le tenga que decir: «Habla por mí, pues».
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