Para ser leídas con: “No
existes”, de Soda Stereo, Me Verás Volver Gira 2007
existes”, de Soda Stereo, Me Verás Volver Gira 2007
Paso 1. Proteste lo necesario
En tiempos difíciles, lo
más fácil es dificultarlos más. Ignore su responsabilidad –así sea
micrométrica- y asuma que el mal gobierno, la mala sociedad y el mal territorio
(los componentes de un mal Estado) se tienden frente a usted para ser
receptores de su ira contenida por sexenios.
más fácil es dificultarlos más. Ignore su responsabilidad –así sea
micrométrica- y asuma que el mal gobierno, la mala sociedad y el mal territorio
(los componentes de un mal Estado) se tienden frente a usted para ser
receptores de su ira contenida por sexenios.
Paso 2. Inspire su protesta
Para donde voltee
encontrará inspiración: una situación económica sostenida con pinzas (de
depilar); un telón político en donde el más visible y absurdo interés
individualista dirige y dirime las cámaras y el destino del país; un clima de
encono cubierto por otro clima de “aquí no pasa nada”; una reforma fiscal que
no lo fue; la ley de la selva a manos de delincuentes y narcos a la luz de
quien quiera viajar en carretera; partidos políticos que ni por asomo
representan a la sociedad y se han vuelto, por decir lo menos, execrables;
escándalos que en eso quedan, con inusual timing
preciso; una economía que reacciona al precio del petróleo por no contar con
otros ingresos elementales; historias de desaparecidos, políticos implicados,
politización de las reacciones y el pueblo atizado con versiones y agitaciones;
la confianza del consumidor por los suelos; un sistema político mejor conocido
como cleptocracia en donde el mérito
son la habilidad, el colmillo, el descaro y la carta de cambio la impunidad; la
exhibición internacional de un país que merece el Nobel del descrédito; en fin,
un arcón de problemas para los que parece que la mejor medida es ponerlos bajo
una alfombra y entonar villancicos, no para ironizar, sino para acompañar el
caos.
encontrará inspiración: una situación económica sostenida con pinzas (de
depilar); un telón político en donde el más visible y absurdo interés
individualista dirige y dirime las cámaras y el destino del país; un clima de
encono cubierto por otro clima de “aquí no pasa nada”; una reforma fiscal que
no lo fue; la ley de la selva a manos de delincuentes y narcos a la luz de
quien quiera viajar en carretera; partidos políticos que ni por asomo
representan a la sociedad y se han vuelto, por decir lo menos, execrables;
escándalos que en eso quedan, con inusual timing
preciso; una economía que reacciona al precio del petróleo por no contar con
otros ingresos elementales; historias de desaparecidos, políticos implicados,
politización de las reacciones y el pueblo atizado con versiones y agitaciones;
la confianza del consumidor por los suelos; un sistema político mejor conocido
como cleptocracia en donde el mérito
son la habilidad, el colmillo, el descaro y la carta de cambio la impunidad; la
exhibición internacional de un país que merece el Nobel del descrédito; en fin,
un arcón de problemas para los que parece que la mejor medida es ponerlos bajo
una alfombra y entonar villancicos, no para ironizar, sino para acompañar el
caos.
Paso 3. Refine su protesta
Procure ser original:
las mismas consignas en las marchas suelen ser más semejantes a una arenga de
una porra pretendiendo ser barra argentina que a la inteligente respuesta
frente a una indignación social. ¿Qué han logrado las marchas y los bloqueos en
los últimos sexenios de historia reciente en el país? ¿No se irá acercando la
hora de atender las causas de manera directa, bien organizada y que busque
resultados específicos, sin que, para variar, otros grupos busquen ser
beneficiarios de las protestas? ¿No será hora de cambiar de tonada –una que
lleva más de 40 años- y a la cual parecemos estar acostumbrados: a la estafa,
al robo de recursos públicos y al cinismo político ante la indefensión de
quienes les pagan sus dispendios?
las mismas consignas en las marchas suelen ser más semejantes a una arenga de
una porra pretendiendo ser barra argentina que a la inteligente respuesta
frente a una indignación social. ¿Qué han logrado las marchas y los bloqueos en
los últimos sexenios de historia reciente en el país? ¿No se irá acercando la
hora de atender las causas de manera directa, bien organizada y que busque
resultados específicos, sin que, para variar, otros grupos busquen ser
beneficiarios de las protestas? ¿No será hora de cambiar de tonada –una que
lleva más de 40 años- y a la cual parecemos estar acostumbrados: a la estafa,
al robo de recursos públicos y al cinismo político ante la indefensión de
quienes les pagan sus dispendios?
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