Para ser leídas con Wouh, de Nicolas Jaar
Paso 1. Evite toboganes; mejor vea las gráficas
Si usted hizo caso a las instrucciones de la semana pasada, ahora tiene las tablas suficientes para procrastinar y dejar lo que esté haciendo para hurgar las empinadas gráficas del comportamiento del dólar desde junio pasado. La última oportunidad de modernidad que tiene en sus manos es entender los mecanismos de paridad y con ellos confirmar que lo real siempre será inferior a lo soñado.
Si usted hizo caso a las instrucciones de la semana pasada, ahora tiene las tablas suficientes para procrastinar y dejar lo que esté haciendo para hurgar las empinadas gráficas del comportamiento del dólar desde junio pasado. La última oportunidad de modernidad que tiene en sus manos es entender los mecanismos de paridad y con ellos confirmar que lo real siempre será inferior a lo soñado.
Paso 2. Ni se le ocurra pretender aferrarse
Volatilidad es el nombre del juego en este momento, y como el mismo tiempo se jacta de su cualidad más visible y poco entendida por nosotros (impermanencia), hace que si se pretende aferrar a lo que sea, termine lamentándolo en esta realidad en la que todo se dolariza y se torna anticlimático. Acéptelo: usted nació para ser volátil como el peso. Como el dólar y como su humor en cierre de mes. Como los partidos de la Selección y como el abasto de cervezas en su alacena. La condición de volatilidad es la que pone divertido el escenario. Y sí, nadie nos preguntó si queríamos volatilidad en el menú del día.
Volatilidad es el nombre del juego en este momento, y como el mismo tiempo se jacta de su cualidad más visible y poco entendida por nosotros (impermanencia), hace que si se pretende aferrar a lo que sea, termine lamentándolo en esta realidad en la que todo se dolariza y se torna anticlimático. Acéptelo: usted nació para ser volátil como el peso. Como el dólar y como su humor en cierre de mes. Como los partidos de la Selección y como el abasto de cervezas en su alacena. La condición de volatilidad es la que pone divertido el escenario. Y sí, nadie nos preguntó si queríamos volatilidad en el menú del día.
Paso 3. ¿Le quitamos otra vez algunos ceros?
No se preocupe, siempre estará a la mano la astucia mexicana y la facilidad de arreglar un problemón con sentido del humor. Como el cero fue invención nacional y hasta los políticos saben que no cuenta, espere a que el dólar suba lo suficiente para preparar el nuevo-nuevo peso, sustrayéndole los decimales que la ocasión requiera. Y listo, a seguir gozando la fiesta.
No se preocupe, siempre estará a la mano la astucia mexicana y la facilidad de arreglar un problemón con sentido del humor. Como el cero fue invención nacional y hasta los políticos saben que no cuenta, espere a que el dólar suba lo suficiente para preparar el nuevo-nuevo peso, sustrayéndole los decimales que la ocasión requiera. Y listo, a seguir gozando la fiesta.
Paso 4. ¡Venda, venda! O mejor haga caso omiso
No requiere usted ser experto en semiótica para que al ver en las noticias que el Banco de México vende 52 millones de dólares diarios, hay algo que puede sonar a desesperación. Si ésa es la solución de momento, puede usted estar seguro de que no hay mayor control, más que el de ser veleta frente al huracán y soplar un poco a costa de las reservas. Como una cascada de cascadas, esta escalada del precio del dólar afectará la inflación global, tasas de interés, rendimientos, barriles del petróleo, balanza comercial y, por igual, al precio del oro y del maíz y hasta de sus Oreos. Más que el alza del precio del dólar podemos entender esto como el alza del precio de la globalidad. El uso moderno del intercambio del cacao, la ilusión de los brokers que no hacen más que ver pantallas y gráficas todo el día, el logro en la vida como lo prueba salir avante de una oleada de inestabilidad y seguir pregonando arengas capitalistas, todo esto pasa. Y por ello sepa que el televidente es alguien diferente a la multitud, y la multitud distinta a la estadística, para quien las finanzas públicas (vaya figura retórica) será un dato más y, por lo mismo irrelevante a la hora de dar un volantazo a la izquierda o a la derecha.
No requiere usted ser experto en semiótica para que al ver en las noticias que el Banco de México vende 52 millones de dólares diarios, hay algo que puede sonar a desesperación. Si ésa es la solución de momento, puede usted estar seguro de que no hay mayor control, más que el de ser veleta frente al huracán y soplar un poco a costa de las reservas. Como una cascada de cascadas, esta escalada del precio del dólar afectará la inflación global, tasas de interés, rendimientos, barriles del petróleo, balanza comercial y, por igual, al precio del oro y del maíz y hasta de sus Oreos. Más que el alza del precio del dólar podemos entender esto como el alza del precio de la globalidad. El uso moderno del intercambio del cacao, la ilusión de los brokers que no hacen más que ver pantallas y gráficas todo el día, el logro en la vida como lo prueba salir avante de una oleada de inestabilidad y seguir pregonando arengas capitalistas, todo esto pasa. Y por ello sepa que el televidente es alguien diferente a la multitud, y la multitud distinta a la estadística, para quien las finanzas públicas (vaya figura retórica) será un dato más y, por lo mismo irrelevante a la hora de dar un volantazo a la izquierda o a la derecha.
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