Para ser leídas con The Need Superficial, de Oddisee.
Paso 1. Escandalícese por la novedad.
Ya que usted brinda un servicio más caro, más malo y más peligroso, encárguese de patalear y hacer berrinche (al cabo ya vio que para echar aeropuertos atrás funcionó eficientemente esta precámbrica modalidad) con tal de aferrarse hegemónicamente donde creyó que nadie lo iba a amenazar.
Ya que usted brinda un servicio más caro, más malo y más peligroso, encárguese de patalear y hacer berrinche (al cabo ya vio que para echar aeropuertos atrás funcionó eficientemente esta precámbrica modalidad) con tal de aferrarse hegemónicamente donde creyó que nadie lo iba a amenazar.
Paso 2. Hágase de la vista pirata.
¿Realmente imaginó que una inofensiva app iba a generar predilección por otro servicio de transporte, cuando sobran las historias tétricas de personas cercanas que relatan episodios en taxis? Probablemente pensaban que nunca nos daríamos cuenta de que sus placas estaban malpintadas o asumían que por esmerarse en pegar una calcomanía simulando matrícula y que dijera “en trámite” nos iba a quitar de la mente el elemento “piratas”.
¿Realmente imaginó que una inofensiva app iba a generar predilección por otro servicio de transporte, cuando sobran las historias tétricas de personas cercanas que relatan episodios en taxis? Probablemente pensaban que nunca nos daríamos cuenta de que sus placas estaban malpintadas o asumían que por esmerarse en pegar una calcomanía simulando matrícula y que dijera “en trámite” nos iba a quitar de la mente el elemento “piratas”.
Paso 3. Sólo atrévase a comparar.
Como siempre, los cotos de poder, los sindicatos ávidos de ostracismo y un Gobierno aliado de alguna manera a estos dos, ignoran lo relevante en este tipo de casos: el bienestar para quienes gobiernan; y en este punto no hay duda que es aplastante el servicio de Uber contra cualquier taxi. No hay una razón por la cual alguien que haya probado el servicio de Uber quiera volver a voltear a ver un taxi. Y en lugar de que éstos respondan con mejores precios, interesantes estrategias o valores agregado, ¿por qué no?, optan por ¡cerrar calles y atosigar al usuario!
Como siempre, los cotos de poder, los sindicatos ávidos de ostracismo y un Gobierno aliado de alguna manera a estos dos, ignoran lo relevante en este tipo de casos: el bienestar para quienes gobiernan; y en este punto no hay duda que es aplastante el servicio de Uber contra cualquier taxi. No hay una razón por la cual alguien que haya probado el servicio de Uber quiera volver a voltear a ver un taxi. Y en lugar de que éstos respondan con mejores precios, interesantes estrategias o valores agregado, ¿por qué no?, optan por ¡cerrar calles y atosigar al usuario!
Paso 4. Hártese de un servicio mediocre.
Dado que el usuario de taxis no tiene con quién quejarse cuando el banderazo es de 50 pesos, cuando saliendo de un concierto la tarifa mínima son 300, cuando simplemente te dicen “no, no voy para allá, joven” o cuando del aeropuerto a tu casa la tarifa se eleva 400%, contar con una opción alterna es casi celestial. Lo mismo debería pasar con una app que sustituya de esa manera a los partidos políticos.
Dado que el usuario de taxis no tiene con quién quejarse cuando el banderazo es de 50 pesos, cuando saliendo de un concierto la tarifa mínima son 300, cuando simplemente te dicen “no, no voy para allá, joven” o cuando del aeropuerto a tu casa la tarifa se eleva 400%, contar con una opción alterna es casi celestial. Lo mismo debería pasar con una app que sustituya de esa manera a los partidos políticos.
Paso 5. Vea otros casos.
Piense que a pesar de que los taxis, en cualquier parte del mundo, deban cumplir requisitos y Uber se cobije alegando que es un servicio privado de transporte, la visión social de acceso a la libre competencia y al uso de recursos tecnológicos no hace que prostitutas bloqueen Tlalpan por la masificación de Tinder o que las librerías Gandhi exijan el cierre de Amazon.
Piense que a pesar de que los taxis, en cualquier parte del mundo, deban cumplir requisitos y Uber se cobije alegando que es un servicio privado de transporte, la visión social de acceso a la libre competencia y al uso de recursos tecnológicos no hace que prostitutas bloqueen Tlalpan por la masificación de Tinder o que las librerías Gandhi exijan el cierre de Amazon.
Paso 6. Regulaciones, ¿hacia dónde y hacia quiénes?
Si la regulación en transporte público falla no es porque no exista, sino porque no se aplica: ¿cuántas veces ha visto taxis sin placa oficial circulando? Por el contrario, al ser un servicio privado —y valer más de 40 mil millones de dólares— Uber reembolsa al cliente insatisfecho y se esmera en donde el servicio público falla. El reto, no sólo del Gobierno, sino de la sociedad; es entender que por disruptiva que sea una tecnología, si brinda un beneficio social, hay que estudiarla y aplicarla con nuevas regulaciones que se adapten al beneficio de la mayoría y no de la minoría.
Si la regulación en transporte público falla no es porque no exista, sino porque no se aplica: ¿cuántas veces ha visto taxis sin placa oficial circulando? Por el contrario, al ser un servicio privado —y valer más de 40 mil millones de dólares— Uber reembolsa al cliente insatisfecho y se esmera en donde el servicio público falla. El reto, no sólo del Gobierno, sino de la sociedad; es entender que por disruptiva que sea una tecnología, si brinda un beneficio social, hay que estudiarla y aplicarla con nuevas regulaciones que se adapten al beneficio de la mayoría y no de la minoría.
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