Para ser leídas con: I Win, de Marvin Sapp
Paso 1. Aprenda que en el amor, como en el futbol, todo se vale
No le pida un chiste a un asesor económico durante unadevaluación monetaria. Va a obtener las mismas caras que un puñado de jugadores que toman demasiado en serio eso de que es un juego y seguramente adoptaron,sin saberlo, la profesión de maniquíes para todo tipo de comerciales en los que por cierto, sólo hacen quedar en ridículo a las marcas que los adoptan. Y cuando se trate de avanzar en las rondas y ganar partidos, haga valer su suerte, su condición de celebridad o las fugas e invenciones de penales que puedan obrar.
Paso 2. Sepa que tiene derecho a permanecer sentado en una fiesta
Desde que los anunciantes se apoderaron de lo que fue un juego, el futbol pasó a ser un instrumento presupuestal de la caja chica. De ahí que, como en la bolsa, los aficionados sean especuladores y el cuerpo técnico los nuevos corredores en busca, no de juego, sino de conveniencias. Por eso la vida privada de un árbitro sería el campanazo festivo, la hora de la piñata y el bullyingmás perdonable que pudiera haber. Por todo esto,padecerá si lo que pretende es ver una justa meramente deportiva, con once divas que apenas lanzan codazos para justificar sus patrocinios: de vuelta al génesis colectivo de los problemas cotidianos: la ausencia de una visión altruista de la conducción personal, en oposición al “Yo” y “Mío” como imperio del sentido común.
Paso 3. Vea el mundo a través del humor negro
Podemos mandar una nave a Plutón, pero aún no nos hemos congraciado con el arte de merecer las cosas. El descaro ilustre en cinismo, la nave que conduce el pensar que por el azar de haber sido seleccionado para dormirse en una curul o para correr en una cancha oficial, puede hacer lo mismo que el que «checa tarjeta» y ya cumplió con su jornada. El arte de pasarse de listo se encuentra como a un hipster en la glorieta de la Cibeles. Desde el futbolista que se cree rockstar, aunque juegue «gol para» en la cancha, el DT que con hacer graciosos pucheros cubre la cuota para dar a entender que «el futbol es su pasión» y el político que con somníferos discursos elude todo señalamiento, atiende el sortilegio de dar la espalda a la meritocracia.
Paso 4. Sea profesional, pero opte por no ejercer
La peor derrota para el seleccionado nacional es sentirse realizado cuando hace cualquier cosa que no sea estar en la cancha y desquitar proporcionalmente su millonario ingreso. Son tan cortos los 90 minutos y tan largas las excusas, que su ansiedad tendrá que atenderse de cualquier otra manera: sea con patadas y bronca (por lo menos que haya UFC donde no hay FIFA) o con un árbitro salido de cualquier bancada de San Lázaro. Pero bueno, el futbol es así. A veces se gana dignamente y a veces se concluye que el fútbol es así.
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