Para ser leídas con: Implanted memories, de Marbeya Sound
Paso 1. Piense que no hay nada que hacer
Vivimos tiempos que en otro momento podrían parecer una construcción colectiva de miedos, pero la apatía o la inacción los tienen aquí entre nosotros, ocupando primeras planas y atemorizando certezas. En esa urgencia que tiene un pueblo de organizarse con el único fin de hacer frente a sus dificultades, de por sí ya esclavizantes, nada resulta menos oportuno que una clase gobernante que piensa que se sale con la suya y un pueblo que se hace de la vista gorda.
Vivimos tiempos que en otro momento podrían parecer una construcción colectiva de miedos, pero la apatía o la inacción los tienen aquí entre nosotros, ocupando primeras planas y atemorizando certezas. En esa urgencia que tiene un pueblo de organizarse con el único fin de hacer frente a sus dificultades, de por sí ya esclavizantes, nada resulta menos oportuno que una clase gobernante que piensa que se sale con la suya y un pueblo que se hace de la vista gorda.
Paso 2. Olvide su sensibilidad colectiva
Parece mentira que el rebaño de cadáveres sea sólo atendido por la impunidad. Y en los puntos anticlimáticos y bajo el reflector, un político arremangado o con reluciente guayabera cuida su espacio escénico a sabiendas de que en un par de semanas alguna otra noticia menos incómoda para él salvará su impopularidad y podrá seguir con su indigna labor. ¿Por qué parece tan utópico el espejismo de un Gobierno que robe menos (lo necesario para dejarnos en paz)?
Parece mentira que el rebaño de cadáveres sea sólo atendido por la impunidad. Y en los puntos anticlimáticos y bajo el reflector, un político arremangado o con reluciente guayabera cuida su espacio escénico a sabiendas de que en un par de semanas alguna otra noticia menos incómoda para él salvará su impopularidad y podrá seguir con su indigna labor. ¿Por qué parece tan utópico el espejismo de un Gobierno que robe menos (lo necesario para dejarnos en paz)?
Paso 3. Hágase preguntas
¿Qué se requiere para dejar de reaccionar? ¿Asesinos seriales sueltos por las calles? ¿Magnicidios? ¿Nuestros delegados intoxicados de poder y dispuestos a renunciar con tal de cambiar de palco y obtener mayores y mejores beneficios? ¿Ese instante en el que a usted le es entregado su recibo de nómina con el golpe impositivo donde le descuentan dinero por el cual usted trabajó? ¿El momento subsecuente en el que sale a la calle sin alumbrado público ni seguridad confiable, cacariza en baches y con una horda de urgencias sociales que sólo evidencian el engaño institucionalizado? ¿O tal vez lo mejor sería que irrumpieran mejores realities en la pantalla, telenovelas más seductoras o torneos de futbol más reñidos y apasionantes?
¿Qué se requiere para dejar de reaccionar? ¿Asesinos seriales sueltos por las calles? ¿Magnicidios? ¿Nuestros delegados intoxicados de poder y dispuestos a renunciar con tal de cambiar de palco y obtener mayores y mejores beneficios? ¿Ese instante en el que a usted le es entregado su recibo de nómina con el golpe impositivo donde le descuentan dinero por el cual usted trabajó? ¿El momento subsecuente en el que sale a la calle sin alumbrado público ni seguridad confiable, cacariza en baches y con una horda de urgencias sociales que sólo evidencian el engaño institucionalizado? ¿O tal vez lo mejor sería que irrumpieran mejores realities en la pantalla, telenovelas más seductoras o torneos de futbol más reñidos y apasionantes?
Paso 4. Valide su cleptocracia
Es una lástima que nuestra Época de Oro se redacte en tiempo pasado o imaginario, en parte debido a la evidente astucia generacional de una cleptocracia que no quiere soltar lo que le corresponde a todos: la certeza de saber que quienes administran nuestra tranquilidad la tienen como profesión y no como rehén.
Es una lástima que nuestra Época de Oro se redacte en tiempo pasado o imaginario, en parte debido a la evidente astucia generacional de una cleptocracia que no quiere soltar lo que le corresponde a todos: la certeza de saber que quienes administran nuestra tranquilidad la tienen como profesión y no como rehén.
Paso 5. Ponga su granito
¿Tiene usted un partido político que lo represente? ¿O es de los que representan su voto con la opción que parece menos atroz? El proceso se vende como democrático al haber opciones, cuando éstas destilan políticos que poco tienen de personas y han hecho fortunas con base en el engaño, sólo a la luz de su propia mezquindad y comparables con caricaturas de sí mismos que ni en su mejor versión serían aceptados en el infierno. Así gozan hasta pataleándose frente a las cámaras, con tal de acaparar un peso más a costa de gente que soporta menos ese teatro guiñol. El problema es que si todos pusiéramos nuestro granito de arena, no alcanzaría para llenar el reloj de arena (ése que recuerda que todo plazo es finito).
¿Tiene usted un partido político que lo represente? ¿O es de los que representan su voto con la opción que parece menos atroz? El proceso se vende como democrático al haber opciones, cuando éstas destilan políticos que poco tienen de personas y han hecho fortunas con base en el engaño, sólo a la luz de su propia mezquindad y comparables con caricaturas de sí mismos que ni en su mejor versión serían aceptados en el infierno. Así gozan hasta pataleándose frente a las cámaras, con tal de acaparar un peso más a costa de gente que soporta menos ese teatro guiñol. El problema es que si todos pusiéramos nuestro granito de arena, no alcanzaría para llenar el reloj de arena (ése que recuerda que todo plazo es finito).
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