Para ser leídas con: “Good Times Bad Times”, de Led Zeppelin
Paso 1. Diciembre se hizo para escapar
La Navidad no inventó las formas sociales de estas fechas: el regalito generalizado a los de la oficina, la visita a los vecinos incómodos, el obsequio al jefe calculando si eso pone en la bolsa un próximo aumento, la disneyface por la calle, más que por el hecho de ser genuinamente feliz, porque lo dictan los comerciales en la tele; pero como no le va a regalar un reloj a su enemigo favorito (eso son los enemigos), al menos habrá que buscarlo para sonreírle y fingir un abrazo insípido. Con esta imagen resumo la temporada en la que la paz y la esperanza se ponen a merced de nombres para campañas comerciales y donde usted puede entender que “diciembre” es sólo un nombre, una etiqueta, para hacer con ella lo que quiera: retirarla y entender su propiedad vacua o extenderla por convicción y no por tradición.
Paso 2. Regale estatus, no afecto
¿Qué voy a regalar? Esa es la pregunta y la ansiedad que puede usted atestiguar con sólo visitar el estacionamiento del centro comercial de su preferencia. Aún así, la teoría y práctica de dejarlo todo para el final nos ha convertido en mártires de ocasión y contra la marejada de consumidores remisos, tendrá que remar con tal de regalar algo con el claro objetivo de quedar bien parado en sus reuniones. No importa si es algo inútil, lo importante es el efecto social del regalo, por lo que en el fondo, no deja de ser un obsequio para usted.
Paso 3. Maquile sus felicitaciones
Los que no sabemos felicitar abrazamos fuerte. Pero quienes recurren al copy/paste para hacer pensar que el mensaje de felicitación es personal y hasta original necesitan una patada y alguien que felicite al pateador. Felicitar por felicitar es una medida de este tiempo, pero detenga un momento su ímpetu y piense que los perros y los gatos no dicen mentiras. El engaño social es aprendido y paradójicamente es resultado de la evolución. Nadie que se diga feliz necesita una felicitación. ¿Será por ello que en esta fecha abundan éstas?
Paso 4. Felicítese: usted es creador de su realidad
Felicitar en esta época es la charla del clima en los elevadores. Pero la felicitación por sí misma no tiene valor hasta que uno deposita cuanto guste en ella. Así como es un sacrilegio oír bajito una buena canción, felicitar a alguien sin un aporte personal, debería ser motivo de arresto. Y como cada vez miramos menos a los ojos, note cómo las pantallas (computadora, smartphone, televisor) se han apoderado de la atención y pronto habremos de felicitarlas a ellas por esta silenciosa colonización. En la medida que pueda, pare. Salga del lugar común. Sepa que la gente que sabe que esto es un juego no requiere un balance anual. En el fondo, sólo se trata de hacer que la vida sea una mejor vida. Con eso bastará para que usted sea el abrazado y se felicite por dicho abrazo. Con eso podrá usted sobrevivir a diciembre.
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